Estado de Latencia

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(iPod) Justice Phantom (LASTFM)

Por fin, después de larga y ardua búsqueda, tengo nuevo trabajo. Por fin, después de un año ninguneado, creo que tengo un trabajo decente. Estaré de coordinador en un centro de acceso a Internet del ayuntamiento de Madrid. En La Vaguada. En plan fashion y estupendo. En plan, Zuri ya te tocaba un buen trabajo. En plan indefinido, que eso siempre se agradece. En plan enseñarle a señoras de treinta a cincuenta años a abrirse un Gmail y a escribir un blog. Suena divertido. Y además, seguro que luego me agradecen mi excelente formación en forma de tartas, o pasteles, o comida, o chocolates, o un abrazo, que también se agradece, no todo va a ser gula en esta vida.

A mi gran felicidad se le suma la de la resurrección del blog, que ha multiplicado por diez las visitas en esta última semana, y además sigo en ebullición con nuevas ideas que se irán incorporando. Por ejemplo, una nueva sección dedicada a Madrid, en la que iré recomendando mis lugares favoritos para ir a comer, tomar cañas, tapas,… Tengo muy buen gusto, así que hacedme caso, que tengo un buen olfato para los sitios ricos y agradables. Y además, baratos, que la vida no está para dejarse el salario.


Y antes de irme, comentar que este fin de semana, además de ver la película española del siglo, también he estado por segunda vez en Hoy no me puedo levantar. He notado muchos cambios (la mayoría a mejor), sobre todo en los actores, que casi todos han sido sustituidos, pero también he notado un mayor dinamismo y, sinceramente, me alegro de que sigan haciendo este espectáculo que hace tan feliz a la gente. Basta ver las caras del público, o a gente de todas las edades de pie dando palmas y cantando. Nacho Cano ha creado algo que hace feliz a todo el mundo, así que por mi parte, Chapeau!

Estoy contento. Contentísimo. Hoy hemos visto Los Productores, versión española del aclamadísimo musical. Es una auténtica sobrada en cuanto a música, coreografías y sobre todo escenarios. Vaya, que me pasé todo el tiempo boquiabierto. Además, ver este musical me ha servido para algo muy importante en la vida, y es que como muchos saben, uno de mis sueños más ocultos es protagonizar algún día un musical. Después de ver a Santiago Segura protagonizando Los Productores, todavía puedo tener alguna esperanza…
Pero admitámoslo, es un poco difícil siquiera aparecer en un musical. Hay que controlar interpretación, danza, vocalización, memorización, voz,… ¿Dónde hay que firmar? Espero que me contraten aunque sean los protagonistas de semejante obra, que no me extraña que haya tenido tanto éxito porque el argumento, las canciones, los artistas (con alguna excepción ya nombrada) y los decorados son una pasada. Me dices que estamos en pleno Broadway y me lo creo, con esa falsa obra con un Hitler gay, bailarinas con sombrero de salchicha y traje de galleta salada, bailarinas disfrazadas de tanques, escaleras luminosas que se convierten en cañones,… Ya lo dije, un delirio rebosante de imaginación y humor que debemos agradecer al gran Mel Brooks.

Pero como siempre, no todo puede ser perfecto, y la versión española ha buscado, para darle tirón al espectáculo, a dos rostros enormemente conocidos por el gran público. Santiago Segura y José Mota (Cruz y Raya). ¿El resultado? Pues al primero parece que no termina de creerse que esté protagonizando un musical, mientras que el segundo parece haberse estudiado a fondo el papel que hacía el gran Matthew Broderick en Broadway, sorprendiendo gratamente en su primera inserción en un espectáculo de estas características. El resto del elenco sorprende por su enorme profesionalidad y resultan especialmente hilarantes los momentos en la casa del director gay o en la azotea del escritor de la obra sobre Hitler, un maníaco chiflado.

Así que finalmente puedo afirmar que nos encontramos ante una obra que encantará a los seguidores de los musicales que sean capaces que obviar el trabajo de Santiago Segura, bastante inferior al del resto del elenco. Afortunadamente, no es complicado ante tanto alarde de profesionalidad en todo el montaje. Yo lo recomiendo. Sobre todo si se consigue un dos por uno como el que conseguimos nosotros.

Los Productores
Mel Brooks
Teatro Coliseum. Gran Vía, Madrid

(nota)
* * * * * * * * * *

(+) Los números, los decorados, la música, los actores (con una excepción), prácticamente todo.
(-)
Santiago Segura.

[Escuchando: Antònia Font – Mecanismes] [-7]

Suenan los engranajes, la fábrica se pone en marcha y comienza su jornada de elaboración masiva y repetitiva de infinitos sucedáneos repetitivos, agotados, siniestros. No importa, el mundo hoy en día sigue pareciendo una enorme factoría absurda, sin sentido. Esa globalizada idea de repetición masiva y de universalización de las cosas. Afortunadamente, siempre hay salidas de emergencia para huir de lo más habitual. Una de ellas se llama teatro, y la semana pasada invadió todas las tuercas de mi cuerpo. Así, como lubricante para mis oxidadas neuronas tuve unos días que se llenaron de ensayos, funciones del festival de clown y la esperada actuación de La Noche de los Cuentos, caracterizado de Smee, el fiel pirata amigo de Garfio (Peter Pan).

Uno de los lubricantes más fuertes, prácticos y eficaces del mundo se llama Jango Edwards y, junto a su inseparable Peter Ercolano y la fabulosa y delirante Giovana Bellina, ofreció el pasado viernes uno de esos espectáculos inolvidables, una de esas experiencias que ayudan a que nuestras miserias desaparezcan por dos horas. Sustituyendo los problemas por sonrisas ante una actriz excesivamente dramática, entrevistas delirantes, paseos inesperados, gitanas masculinas que se enamoran de un tal Carlos, lanzamientos de objetos, delirios interminables y muchísimo sentido del humor. Sin embargo, lo que más me impactó del espectáculo fue la calidad humana de Edwards, quien al final no dudó en afirmar que «hoy es un día muy especial porque todos los días son especiales«, y que siempre hay que sonreir. Sí señor, tiene mucha razón, así que para terminar de lubricar mis desgastadas extremidades fui a darle un abrazo con mi mejor sonrisa a la salida del teatro (desde la que saludó a absolutamente todo el público del teatro).

Y claro, después de recuperar la movilidad de todas las partes de mi cuerpo, estaba preparado para actuar en la Noche de los Cuentos, un evento en el que este año se superaron todas las expectativas de público con creces, y en el que representamos un recorrido mágico por el mundo de Peter Pan. Sin duda no hay mejor lubricante que un salón de actos abarrotado que se levanta espontáneamente para aplaudir a todo un trabajo en equipo, un trabajo de varias semanas de preparación que tuvo su merecido premio. Un premio que se extendió hasta mi reencuentro con la Fools Militia y su delirante espectáculo de Orquesta del aire que cerró el Festival Clownbaret con un perfecto broche de oro a una intensa semana de trabajo en la fábrica. Una fábrica ecológica, natural, con un combustible mucho más práctico que el petróleo, que da muchos más resultados. Sonreir. Ése es el verdadero motor de la vida.

Con una horrible tos de perro que me recuerda a mis semanas de enfermo londinense, hoy he tenido una experiencia de estas de Día Mundial del Teatro bastante extraña y muy aburrida. Vamos, que si no es porque me dijeron que era una clase especial de mi curso de teatro me hubiera quedado en casa intentando curar mi espantosa tos en lugar de ir a ver discursos con los que difiero, homenajes a escritores canarios con los que no me identifico en absoluto y un espectáculo de monólogos en plan costumbrista que no me hizo reir ni una sola vez en sus casi dos horas de duración…

En fin, tenía pensadas miles de perlas sobre este momento, pero estoy tan muerto que simplemente cerraré el post con dos curiosas frases que me dijo hoy uno de mis tutores de prácticas sobre mi capacidad de adaptación y resolución de problemas y conflictos:

«Tú en una charca llena de pirañas no te ahogas»
«Tú te metes en un depósito lleno de mierda y flotas»

Juro que lo dijo tal cual, lo siento por la ordinariez. Me voy a reposar, que mañana será otro día…


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